que las fantasías sexuales son una clase diferente de mal que tener una aventura amorosa real con alguien. Pero las fantasías son el primer gran paso al pecado sexual. Jesús lo dejó bien en claro cuando afirmó: “cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:28). Es importante que reconozcas que tu lucha con la adicción al sexo empieza en el corazón. No pelearás bien a menos que puedas declarar: “Mis propios deseos son mi enemigo. Cuando hago esto, peco.